03 abril 2006

Algunos amigos son pasajeros.

Tengo un amigo nuevo. En realidad era nuevo hace casi diez meses, cuando lo conocí. Se llama M. y tiene dos años. La casualidad hace que sea mi vecino y que me visite casi todos los días.
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Algunos días golpea la puerta y al entrar me pregunta si voy a jugar. Y durante horas jugamos a volar como aviones descontrolados en un cielorraso azul que chocan y caen en un colchón matrimonial. Otras me pregunta por el charango, entonces él rasgueando el charango y yo la guitarra nos deleitamos cantando el desaparecido o la camisa negra o los cangrejos o el chuchugua.
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Cuando el sol acompaña salimos en bicicleta. El viento le vuela el flequillo y le pega en los cachetes. Las distancias para él son eternas, haciendo que dos cuadras sean casi como un viaje a un país lejano que todavía no tiene nombre.
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La vida es ambigua. Hay quien dice que nosotros no somos amigos. Que yo tengo una paternidad inconclusa que la traslado hacia él, que él tiene sólo una afinidad por el juego y la risa. Yo prefiero pensar que él es mi amigo, cómo esos otros amigos que tengo desde hace años con los que charlo de política internacional y de las últimas tendencias en la música pop.
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Pero con él es otra cosa. Con M. descubrimos la luna de día y saludamos a los grillos como si fueran los beatles del mundo animal. Vemos el pasto que crece y se convierte en yuyo,o charlamos a los pájaros que nos contestan en un idioma que no conocemos pero lo inventamos. Esas son cosas que a otros amigos no les interesa. Él no duda en darme un abrazo, en reírse de mis chistes más moqueros, o en pedirme que lo ayude. Me pide que le enseñe a dibujar y esas son cosas que mis otros amigos no suelen hacer. A veces también se enoja, llora y me insulta, y eso lo hace igual a mis otros amigos.
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Por momentos creo que esta amistad no va a durar mucho. Hace unos días descubrió a unos niños nuevos en la cuadra. Tienen entre 2 y 4 años. Me dolió mucho, me dio bronca y celos porque él los eligió para jugar. 23 años de diferencia a veces es mucho. Y es que sí, algunos amigos son pasajeros.