13 septiembre 2005

Rito de Apareamiento

Hace un par de años conocí a Jesús, él no nació en Nazareth pero si es por el nivel de vida su barrio se parece bastante. Jesús tenía 15 años y era un tipo voluntarioso. También era muy morocho, medio gordete, un poco petiso y de rasgos particularmente feos. Era pobre y trabajaba en una panadería, digo era porque ahora sigue siendo pobre pero trabaja en otro lado. Aparte de todo eso, Jesús tenía una pequeña malformación en la rodilla derecha, lo que hacía que su pierna tuviera un leve giro estrambótico al caminar. De lejos parecía como si estuviera imitando a un cojo pero no, era así.
Un día charlando con gente del barrio y con él mismo me enteré de algo que me quedó resonando como duda: "Jesús estaba lleno de minas". Si, minas, novias, amoríos, festejantes, simpatizantes. Cuando lo miré bien y lo vi venir, me dije: "imposible, se equivocaron, este no puede ser el ricardo gere que todos dicen". Pronto el enigma se desvelo. Resulta que Jesús gustaba de la bailanta. Los bailes del sábado a la noche y el viernes eran una pasión. Su pequeño sueldo le permitió comprarse pilchas: una camisita, un pantaloncito y sus zapatillitas con la pipa. También alcanzó a comprarse en cuotas una gomina fuerte para pararse un poco los pelos lacios insulsos que caían sobre su frente. Entonces se tomaba el 62 y se caía al baile. Poco adepto al diálogo Jesús se acomodaba con sus amigos en una esquina del bolichón. Cuando empezaba la música, una suerte de electricidad recorría su cuerpo y empezaba a bailar como si travolta estuviera dentro suyo y quisiera salir a bailar cuarteto. Efectivamente Jesús era el Rodolfo Nureyev de la bailanta. Sus movimientos eran sincrónicos y amables, casi perfectos. Pero la magia estaba en el misterioso secreto adicional, el sutil movimiento de la rodilla derecha hacia adentro en el momento justo acompañado por un leve movimiento de cabeza y hombro, eran sencillamente obras de arte. Y así Jesús sólo bailaba y las chicas se peleaban por andar con el. Él casi no les hablaba, él sólo bailaba y sonreía.
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Desde hace años conozco a Silvio, es un buen amigo mío. Silvio desde hace años que no sale con mujeres y no sabemos por qué. Él fue muy bien parido, tiene todo en su lugar y sus piernas están derechas. Incluso tiene todos sus organos menos la apéndice que se la sacaron a los 12 y las amigdalas que se las sacaron a los 16, salvo eso es un tipo entero. La vida lo ha dotado de ojos claros, esos ojos que hacen las delicias de mujeres. También tiene buenas posibilidades económicas, compra ropa muy a menudo y se mantiene perfumado por Antonio Banderas. Lo que se dice un tipo moderno. Resulta que con Silvio fuimos hace poco a un boliche, en este caso no bailanta sino medio cheto. Empezamos a movernos tranquilamente y ahí descubrimos el problema. Silvio tiene la movilidad de un soldado imperial de Darth Vader. Tiene efectivamente los cuatro movimientos rectos que tiene un Playmobil: el cuello, las dos manos y la cintura para arriba y abajo.
Silvio jura y perjura que se siente incómodo en los boliches, que no le sienta el lugar. El no sentirse cómodo hace que Silvio tampoco pueda desarrollar otro arma: la palabra. Como en el himno a Sarmiento en el apareamiento se lucha con la espada, con la pluma y la palabra. Claro, él reconoce que se pone muy nervioso y tartamudea. Que no sabe que decir, que dice chistes que harían sonrojar a Landriscina de tan largos y malos. Él reconoce que si por lo menos hablara, él no sería un célibe involuntario. Nadie le entiende cuando habla en el boliche, su sonido es un balbuceo infernal mezcla de Barry White con Tutankamon. Incluso ha intentado decir piropos pero se tara y sólo le salen cosas del tipo "no muevas tanto la jaula que se marea la cotorra". Impresentable.
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Evidentemente entre las formas de asociación y las economías es fuerte la correlación. Cada clase tiene su cultura y cada cultura sus códigos. Jesús es un gran conocedor de los códigos subyacentes en su cultura. A él no le hace falta ser demasiado agraciado, sólo le hace falta bailar y elabora su estrategia a la perfección. Silvio en cambio no logra descifrar el código. Baila mal, e incluso no puede desarrollar el valor más importante en su cultura: la palabra. Él dice que intenta copiarle a la gente que lo rodea. Copiar es uno de los principios de socialización, es cierto, pero parece que Silvio se rodea de ineptos (entre los que me incluyo).

8 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Sos un pibe con problemas mentales, lo puedo deducir de tu escritura.

Leonora dijo...

Buena deducción... pero.... no creo que exista sólo un campo de combate... un domingo a la tarde en la plaza puede aparecer la luz de tus ojos.

Juan Poquito dijo...

Estimad@ S!! Es verdad que este es sólo un campo en la lucha del apareamiento y sólo un rito de miles de millones. De todos modos tené cuidado los domingos en la tarde con la luz en los ojos porque cuando mirás la luz de frente se te quema la retina y empezás a ver aureolas de colores en todos lados. Y si encima te fuiste al parque en bicicleta tené cuidado al volver porque lo más seguro es que te estampes con el tranvía o un trole.
Gracias por visitar este blog de notas.
Juan

Leonora dijo...
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Anónimo dijo...

Jaja... buena recomendación de chrismiller.... Che, escribiste mucho... pero sin desperdicio... gracias por la invitación a tu blog, cuando quieras pasá por mi fotolog que está recién nacido http://www.fotolog.net/silvinarq

salut y feliz primavera.

Silvi.V.

cantares dijo...

En nombre del progreso, los eres humanos son a veces un mero estorbo, valen solo como conejillos de indias. Buen post, Juan.